5 de mayo de 2013

"Mentiras"


Cuando levanté la mirada del periódico fui consciente de que la mentira nos rodea y que, por desgracia, no son sólo las personas de la cosa pública quienes mienten... Hay mucha otra gente que, en lugar de ser sincera o de decir las cosas a la cara, dan un rodeo, te sueltan una 'mandanga' y se quedan tan conformes con la patraña que te han soltado. Tengo para mí que la sinceridad es el mejor camino a recorrer entre dos personas. Me quedé totalmente patidifuso aquella vez que una tal persona me dijo que no tiene por costumbre estar pegada al móvil -singularmente al invento llamado whatsaap- y que por ello no veía aquello que se le enviaba: durante una cena, un par de días antes de esa frasecita, esa misma tal persona permaneció el noventa por ciento del tiempo que duró el evento pegada al móvil (quiso ahorrarse, para quedar mejor, que pasaba de los mensajes de determinadas personas -supongo que el narrador de esto primero en su lista- pero se le vio el plumero). Hay quien miente incluso hasta para establecer el tipo de relación que tiene con una otra persona (por ejemplo, te dan muestras profundas y profusas de amistad siempre que les seas útil, pero pobre de ti como no lo seas...): cuando alguien está dispuesto -hablo en genérico, no en masculino- a buscar rollo, normalmente suele esquivar la palabra novio o novia de las conversaciones, reemplazandola por estupideces del calibre de 'mi mejor amigo', 'mi alma mater' (esta es para partirse) y tonterías por el estilo.
 
Queda genial que alguien te diga que no ha visto tu mensaje porque no le ha llegado o no ha tenido tiempo de contestarlo -quince segundos es mortal de necesidad en las horas de determinadas personas, que luego pierden el tiempo haciendo el ganso-. Madrid, por ejemplo, hace unos años: una señorita que compartía conmigo trabajo o estudios; Gran Vía, hora punta; se la ve en la acera de enfrente, casi imposible cruzar... sms: "estoy en Gran Vía, justo enfrente, mírame y nos tomamos algo". La citada saca el móvil del bolso, lo ve, pone cara de asco; sigue caminando. Al día siguiente fingió que no le había llegado... Jamás he vuelto a hablar con ella. También miente quien dice que es tu amigo o amiga, pero eso es según el día... como esa gente a la que invitas a un evento y te confirma que va; diez días después la invitan a otro justo el mismo día y a la misma hora... Te dice que no puede, primero porque le ha surgido un examen inesperado; luego no puede porque no tiene dinero... y, al final, cuando coincides de copas en el mismo lugar que el otro grupo con el que te ha puesto los cuernos se deshace en explicaciones ya absurdas porque la has pillado in fraganti: ¡con lo bien que queda decir 'no quiero ir' o 'no me apetece' o 'prefiero ir a otra fiesta que tengo'!
 
Como dijo aquel viejo o sabio o las dos cosas: "antes se pilla a un mentiroso que a un cojo"; y el narrador de este cuento está un poco harto de mentiras.

1 comentario:

encarnisabina dijo...

Muy bueno...