17 de diciembre de 2017

Cambiar el paso

Mientras observo cómo pone la taza de café sobre la mesa pienso en su futuro y, de paso, en el mío... Me gusta mirar cómo camina de un lado para otro, con su media sonrisa siempre... Siempre que viajo me pido ventanilla y desde el aire o desde el tren miro en perspectiva, el horizonte siempre al frente; observo y me fijo, como en ella cuando pone el café, en las miradas de la gente, en las manos que descubren edades o trabajos; escruto los gestos y proceso lentamente las palabras...  Recuerdo mis viajes en tren a la Facultad, con los libros sobre las rodillas, aprovechando la lata de sardinas juvenil que era aquel cercanías; sigo mirando, mentalmente, las sonrisas de aquella gente, sus apuntes, las carpetas, el libro gordo aquel de Lapesa... incluso parece que estoy oyendo a la profesora de Historia del XX contarnos los vaivenes que fueron los hispánicos años del pasado. Vuelvo al presente y ella, ahí, mirando hacia mí; entonces ha sido cuando he recordado todo aquello y, al regreso a casa, pongo la tele: sólo escucho 'yo' o 'mí'. Me levanto, la apago y es entonces cuando digo en voz baja que es hora de cambiar el paso, la realidad y hasta lo absurdo.

8 de diciembre de 2017

Lo que no hablamos

Con este frío, mientras nos entretenemos en el tema insaciable y (ya) hasta impertinente, dejamos de hablar de las cosas que importan. No sé, los empleos precarios; los servicios públicos como Educación y Sanidad; si nacen o no niños; o si la gente puede o no desarrollar su proyecto de vida con esos salarios de mierda, a los que les falta mes después del sueldo. Sí, ahí están los de la televisión; los de siempre, con el mismo mantra, dale y dale y dale, porque les va genial estar con ello hasta el verano, como está un niño con su juguete el día de Reyes. Lo demás que espere: pensiones, mejores trenes y carreteras, cuidar a nuestros mayores e, incluso, proteger a nuestras mascotas... y algo tan urgente como acabar con la violencia de género, con mil fórmulas. Pero no, haga frío o no, el mismo tema: redundante entre el tonto, el feo, el malo y el fuera de juego, que a saber quién es quién. Se llega el invierno con nieve y poca lluvia y lo que importa a la gente normal y corriente no se dice, a ver para qué, si tenemos un problema del que comen varias decenas de opinantes cuyo sueldo sí es bastante más alto que mínimo interprofesional. Claro, yo ahora digo que una pareja joven no puede independizarse porque no tiene dinero, que hay mucha gente que necesita ayuda de mil tipos, que necesitamos mejores servicios públicos (o más rápidos) o que deberíamos sentarnos a hablar de amor, de cómo llevamos los estudios, de si quizás podemos viajar a algún sitio... no, eso no, en la televisión aparece el tema fundamental, hasta el hastío, incansable, insoportable, impertinente, que dan ganas de... (termine ud. el relato añadiendo aquí lo que quiera).

3 de diciembre de 2017

El perfil de las cosas

Ahora que todo es incorrecto, está prohibido o engorda, ahora voy y me fijo yo en el borde de las cosas, así como rebelde. Quiero creer que se encuentra poesía en las miradas, en las sonrisas, en las manchas de una camiseta, en un rictus de fastidio, en unas manos que escriben o subrayan con el fosforescente eterno de los opositores, en una acuarela que representa una ballena pero que es una hoja de árbol... todo eso. Hace tiempo que no percibimos el ruido de un sueño, de una disculpa, de una invitación a desayunar, de un beso que sale de verdad, de una risa a carcajada limpia, de un deseo que se dice y no se calla, del fastidio de las lejanías, del frío polar que nos sonroja las mejillas, de una conversación a corazón abierto. Hace tiempo, ¿no? Unos pisamos como tímidos que somos, otros lo hacen como sobrados que parecen; algunos, además, hace mucho que no sabemos de ellos... Las cosas que nos rodean tienen su perfil y muchas nos dicen algo, o mucho, como cuando miramos y se produce una respuesta con la mirada o como cuando hablar resuelve muchas dudas. A veces pienso que en la rapidez de cada día se me olvida decir cosas importantes, a veces miro algo y me vienen ideas que olvido rápidamente... como el perfil de las cosas.